Son el espacio más buscado en las fiestas y en los bares. Es el escenario perfecto para una selfie. Están las coloridas alas de ángel hasta rincones que parecen sets de filmación, capaces de trasladarnos a otras épocas y latitudes. Hoy el neón tiene una segunda vida y encandila más que nunca de la mano de la tendencia a instagramear todo.
En nuestra provincia, el neón iluminó el microcentro con fuerza en las décadas del 60 y del 70, pero la época más sobresaliente fue la de los 90, cuando brilló en las casas de apuestas. Luego, por los altos costos y por las normativas de contaminación visual, fue cayendo en el olvido. Estaba en vías de extinción hasta que el auge de lo vintage y las redes sociales lo trajeron de vuelta.
Un poco de historia
La luz de neón llegó a este mundo a principios del siglo XX, en 1910, de la mano del inventor George Claude, quien develó al mundo una tecnología que permitía iluminar en función de la presión del gas dentro del tubo y de las combinaciones de los colores básicos. Con el tiempo, los letreros de neón se llegaron a convertir en un fenómeno cultural y referencia de ciudades como Las Vegas o Nueva York.
En la actualidad, son cada vez más los locales que quieren tener estos carteles para dar una imagen retro. La diferencia es que en esta nueva vida del neón ya (casi) no se usa el tradicional vidrio, sino una alternativa que es mucho más económica: el neón led. Se trata de un producto, una especie de manguera flexible, que emite luminosidad por casi toda su superficie. Posee una tira led en su interior que proyecta la luz, explica Ramón Rosa, la única persona que en nuestra provincia aún mantiene el viejo oficio de hacer carteles de neón con vidrio.
Claro que él tuvo que adaptarse a los cambios porque hoy la mayor parte de su trabajo es utilizando tecnología led y con la cubierta exterior de PVC. No obstante, si alguien le pide que haga algún cartel con neón de cristal, con gusto se pone a trabajar. Para él, la antigua técnica es más vistosa y, bien cuidada, dura mucho más.
Pero Rosa reconoce que el led, con toda su revolución de la practicidad, el bajo costo y menor consumo, ha ganado muchísimo terreno.
En el mismo taller que usaba su padre aprendió ese difícil arte de dibujar con tubos de vidrio mediante sopletes. Según explica, los tubos se calientan con fuego y los doblan cuando llegan a la temperatura adecuada. En el proceso también se sopla con la boca, para generar algunas formas o para ayudar en el moldeado. Luego, en cada extremo de las letras se sueldan electrodos que conducen la electricidad dentro del tubo.
“Es un trabajo artesanal que no puede hacer cualquiera”, explica. El neón led, en cambio, sí es más fácil de llevar a cabo. Aunque también tiene su técnica: a la estructura flexible, hay que sumarle una base que generalmente es de MDF. “Generalmente hago el dibujo con el diseño que me piden. Con una máquina corto la madera y luego empiezo a trabajar el neón led. El proceso de diseño es más simple que usar neón vidrio”, apunta.
Creciente interés
¿Por qué el interés creciente que despierta el neón? ¿Quiénes son los que más piden carteles con esta tecnología en la actualidad?
Los especialistas consultados para esta nota coinciden en que el neón tiene un encanto retro y la moda vintage; eso hizo que en la actualidad sea buscado y exhibido como nuevo símbolo cool e instagrameable. Quienes más piden estos carteles luminosos son los dueños de bares, boliches, pubs y organizadores de eventos. También los emprendedores, ya que otra modalidad que se puso de moda es alquilar un cartel de neón para una fiesta. Además de la industria gastronómica, también locales de indumentaria están sumando cada vez más esta tecnología, Diseñadores y arquitectos son otros de los que quieren destacar sus obras sumando estas luces.
“No hay nada como el neón en lo visual. Es perfecto para las nuevas generaciones que retratan todas sus actividades y las comparten en las redes sociales”, explica Julián Páez, que tiene una empresa de alquiler de carteles led para bodas, fiestas de 15 años y cualquier otro evento. Lo más pedido para estas ocasiones son las alas de ángeles y frases como por ejemplo “Bésame mucho”, “Better together”, “Contigo siempre” o “All you need is love”, “Happy Birthday”, entre otros.
En la carrera por tener bares instagrameables, cada vez más dueños de bares quieren sumar luces de neón. Por eso, Ramón Rosa tiene cada vez más pedidos para hacer trabajos. Cada cartel, para él, es un desafío, una obra de arte. Entre los diseños que realizó recientemente destaca uno con el famoso logo de los Rolling Stones y otro que representa la icónica foto de The Beatles cruzando la calle.
Julián, como otros emprendedores que llevan adelante sus negocios, relatan la misma peripecia: hay un camino autodidacta en quienes apuestan por esta estética. No hay quién enseñe a trabajar con neón. Matías Abella, por ejemplo, aprendió buscando videos en internet, y cada vez tiene más pedidos, según cuenta. Alejandro Marzocchetti, que alquila equipamientos y tiene un local para eventos, también buscó tutotriales en la web y se puso manos a la obra. Así empezó a diseñar alas de ángel con neón led y otros carteles. Si bien no es difícil de hacer, aclara que se necesita tener algunas máquinas, especialmente porque para hacer un diseño importante hay que armar una base, una estructura que generalmente es de MDF.
“Es impresionante; cuando vos ponés luces de neón en una fiesta es un imán para los invitados. Todos quieren la foto ahí, incluso antes de saludar al agasajado”, cuenta Alejandro. Para él no hay dudas: el neón revivió gracias a una generación para la que una experiencia no es tal sino se la retrata y comparte en esa red social. “Si no se ve, no se vive”, resume.
Tal vez ya no haya carteles enormes en las calles, como en las décadas de los 80 y 90. Y la naturaleza del trabajo haya mutado ante la llegada de la tecnología led. Pero hay algo que no va a cambiar, según los entrevistados para esta nota. En un bar, en una casa o en una fiesta, el neón sigue siendo ese imán que atrapa la vista y genera placer y asombro.